
El hombre antisísmico
Desde 1980, el ingeniero Pedro Hidalgo (76) ha estado detrás de la mayoría de las normas de diseño sísmico de construcción de edificios e industrias del país, las mismas que han hecho que el mundo se pregunte por qué en Chile no se derrumban sus grandes construcciones después de un terremoto. ¿Cómo fue este camino? ¿Quiénes crearon el método? ¿Por qué es tan exitoso?
1960. Pedro Hidalgo Oyanedel era un estudiante de cuarto año de Ingeniería Civil de la Universidad Católica (UC) cuando en mayo se produjo en el sur de Chile el mayor terremoto registrado en la historia sísimica del mundo: 9,5 en la escala de Richter. El resultado de la catástrofe fue de más de 2.000 muertos, además del desplome de edificios y casas y de arrasar con las entonces provincias de Cautín, Valdivia, Osorno y Llanquihue.
“Ese terremoto fue un impacto grande. No había televisión, uno sabía las cosas más por la radio. Hubo un daño muy extenso desde Concepción a Puerto Montt. Era un problema serio y bastante interesante de estudiar”.
Dos años después, cuando Hidalgo tuvo que buscar un tema para su tesis, junto a un compañero decidió trabajar en uno de los cientos de edificios que dañó ese terremoto. Uno de ellos era el Banco Central de Puerto Montt. Y les surgieron varias preguntas cuyas respuestas hoy tienen más vigencia que nunca: ¿Por qué resultó tan dañado?, ¿por qué no se cayó?, ¿cómo evitar los derrumbes? ,¿qué había que hacer en adelante en las construcciones en un país tan sísmico como Chile?
En ese tiempo, las investigaciones en torno a los efectos de los sismos en las construcciones eran escasas. Estaban en ciernes. “Los profesores eran todos ingenieros que ejercían la profesión. Y en las universidades no había nadie de jornada completa dedicado a eso. La única investigación que se hacía al respecto era con las memorias de título”.
—¿Y por qué usted eligió ese campo?
—Porque la ingeniería sísmica en Chile es la mayor exigencia a la que se enfrenta la ingeniería estructural.
Ya convertido en profesor de la UC, donde estuvo por más de 40 años, Hidalgo viajó a Berkeley, a la Universidad de California (UCB), donde estaba el centro de estudio sísmico más importante a nivel internacional. Obtuvo un máster, un doctorado y trabajó en investigación por dos años y medio más después de obtener su doctorado. Allá vivió un acontecimiento mundial para la ingeniería sísmica: la UCB acababa de construir la primera mesa vibradora para hacer investigación. “Era de 6,7 por 6,7 metros. Una mesa en la que usted pone arriba una estructura y reproduce un sismo en su base. Mi tesis la hice en una estructura de hormigón armado en la segunda investigación que se hizo ahí. Y todo eso estaba muy de acuerdo con que la ingeniería sísmica era muy importante en Chile”, recuerda.
Hoy trabaja en la empresa de ingeniería WorleyParsons y está en este momento a cargo de la revisión estructural de las estaciones de la nueva Línea 3 del Metro. También fue revisor, entre otras, del diseño de las Línea 4A, que une Vicuña Mackenna con Gran Avenida, y hoy preside la comisión de actualización de la norma sísmica para construcciones industriales.
Ya convertido en profesor de la UC, donde estuvo por más de 40 años, Hidalgo viajó a Berkeley, a la Universidad de California (UCB), donde estaba el centro de estudio sísmico más importante a nivel internacional. Obtuvo un máster, un doctorado y trabajó en investigación por dos años y medio más después de obtener su doctorado. Allá vivió un acontecimiento mundial para la ingeniería sísmica: la UCB acababa de construir la primera mesa vibradora para hacer investigación. “Era de 6,7 por 6,7 metros. Una mesa en la que usted pone arriba una estructura y reproduce un sismo en su base. Mi tesis la hice en una estructura de hormigón armado en la segunda investigación que se hizo ahí. Y todo eso estaba muy de acuerdo con que la ingeniería sísmica era muy importante en Chile”, recuerda.
Hoy trabaja en la empresa de ingeniería WorleyParsons y está en este momento a cargo de la revisión estructural de las estaciones de la nueva Línea 3 del Metro. También fue revisor, entre otras, del diseño de las Línea 4A, que une Vicuña Mackenna con Gran Avenida, y hoy preside la comisión de actualización de la norma sísmica para construcciones industriales.
UNA HISTORIA ACCIDENTADA
Tras el terremoto de 1960 se creó un área en la que Pedro Hidalgo comenzaría a trabajar casi en forma ininterrumpida durante más 30 años; las normas sísmicas, las mismas que han contribuido a un hecho que es noticia mundial cada vez que Chile sufre una catástrofe: ¿Por qué los daños siempre son inferiores a los ocurridos en otros países? ¿qué tiene de especial la ingeniería chilena que hace que las grandes estructuras no se derrumben?, ¿por qué no se caen los edificios?
“La primera norma de edificios se publicó como norma de emergencia en 1969 y se oficializó en 1971. Antes había disposiciones, pero no normas, que son un instrumento legal. Pero la preocupación nació en Chile a raíz del terremoto de Talca de 1928, que provocó muchos daños. Ahí es cuando se dice: ‘Hay que preocuparse de los temblores’. Entremedio vino el terremoto de Chillán de 1939 y luego el de 1960. Pero hubo muchas peripecias en la historia”.
—¿Por qué la primera norma antisísmica tras el terremoto de 1960 demoró nueve años? ¿No es mucho tiempo tomando en cuenta la catástrofe?
—Porque hay anécdotas, que son ciertas, pero que no fueron vividas por mí, sino contadas por mi profesor Luis Crisosto, quien murió en 1983… imagínese. En 1960 estaba listo para oficializarse el proyecto de norma sísmica en Chile, el que tenía una zonificación sísmica, algo que le dice a usted dónde puede haber sismos y dónde pueden ser más grandes o más débiles. Y esa norma decía que de Concepción al sur el territorio chileno no tenía temblores...
—Y el terremoto fue justo ahí.
—Claro. Vino el terremoto y, por supuesto, que esto significó un sacudón muy grande para el proyecto de norma. Se suspendió la discusión y finalmente fueron los profesores Joaquín Monge y Arturo Arias los que resumieron y redactaron el documento que se transformó en esta norma de emergencia en 1969.
—Tremendo retroceso.
—¿Cómo es que el terremoto más grande de la historia ocurre, precisamente, de Concepción al sur? Eso implicó que revisaran absolutamente todo lo que tenían y, de partida, desapareció la zonificación sísmica. Sólo volvió en 1993, que es más o menos la misma que tenemos ahora. Esa norma rigió hasta 1986, cuando el gobierno de la época dio una orden al Instituto Nacional de Normalización de revisar la norma sísmica, porque hubo muchos daños en viviendas sociales por el terremoto de 1985.
—¿Se podía prever que pasaría eso?
—Yo había vuelto de Estados Unidos en 1980, teníamos lista una norma de albañilería armada y sí, sabíamos lo que podía pasar en un futuro sismo severo. Es que antes se construía con disposiciones extranjeras sin adaptarlas a la realidad nacional. Todo esto va avanzando de a poco, muy lentamente. Una norma significa establecer una serie de disposiciones para estimar qué le pasa al esqueleto estructural, que es el que está destinado a mantener un edificio en pie, con un temblor. Y uno puede diseñar y proponer los lineamientos de los materiales necesarios para que la estructura resista bien.
—¿Cuánto influye la calidad del suelo?
—Una norma clasifica el suelo. Se mide el efecto sísmico de acuerdo a sus características. El esqueleto estructural puede ser de hormigón armado, de acero, de albañilería, etc. El objetivo de la norma de edificios es que éste nunca se colapse aunque sea el terremoto más fuerte. Pero en el resto del mundo, pese a que las normas son relativamente parecidas, eso no se ha visto cumplido.
—Se han caído los edificios.
—Por ejemplo, en el terremoto de México del 19 de septiembre de 1985 se cayeron 300 edificios de más de 12 pisos. Y es un país sísmico tal como Chile. En 1994 hubo un terremoto en Estados Unidos que tuvo serios daños. En Japón también. Entonces, una cosa es lo que la norma declara como objetivo y otra muy distinta la realidad. La gracia del sismo es que encuentra al edificio en su situación real, con todos sus cambios, con los errores, con sus remodelaciones, por lo que la condición de la norma de evitar su colapso puede ser difícil de cumplir. Entonces, cuando en un país se caen 300 edificios, es un desastre de la ingeniería sísmica.
—En Chile está el caso del edificio Alto Río en 2010.
—Pero es el único caso en más o menos 10 mil edificios que había hasta hace cinco años. El 2010, sólo el 4% de los edificios altos tuvo daños y eso es muy poco. Y a siete días del terremoto ocurrido en el norte, aún no se tiene conocimiento detallado de los daños producidos en los edificios y de las características del movimiento del suelo.
—Hubo daños provocados por el tsunami.
—Es que el tsunami borra todo. Hablo de construcciones que se hacen con ingeniería. Porque muchas de las obras que están en el suelo son de adobe. No hay manera de diseñar un adobe que resista un temblor y hay casas muy viejas a las que lo único que les queda es caerse. Es duro, pero es así. O un señor que hizo una construcción a su pinta y no consultó ninguna norma o ingeniero. Pero las construcciones que han sido hechas con las normas y con buena ingeniería no deben caerse, y en Chile no se caen. Ése es el punto. Chile es el país que tiene el mejor registro de comportamiento sísmico en sus estructuras en el mundo y éste es un resultado real. O donde el objetivo de no producir colapso se ha satisfecho mejor.
—¿Cómo ha sido el comportamiento de las estructuras industriales?
—Tampoco ha habido daños. La inversión en ingeniería sísmica en Chile en estructuras industriales es mucho más grande que en los edificios. Y hay menos reticencia de los dueños a invertir, porque los equipos que están dentro son mucho más valiosos. Es como lo que ocurre con los hospitales, por lo que vale la pena invertir plata. Lo mismo sucede con las plantas hidroeléctricas, que hay muchas, y no deben sufrir la interrupción de la energía eléctrica. El objetivo de la norma industrial sísmica es reducir a un mínimo la detención del proceso productivo.
—¿Cuál es la fórmula? ¿Quién creó la forma en que tenían que ser las construcciones para soportar un terremoto?
—Nos va bien, en primer lugar, por la buena preparación de los ingenieros estructurales en Chile. Pero se debe, principalmente, a cuatro personas que son los padres de la ingeniería sísmica en Chile: un académico, Arturo Arias, y tres ingenieros de la práctica Rodrigo Flores, Elías Arze y Santiago Arias, todos fallecidos. Es difícil establecer con precisión cómo la influencia de estos ingenieros se tradujo en la forma en que se diseñan y construyen los edificios tanto habitacionales como industriales. La forma de diseñar es la que provoca este comportamiento durante los sismos. Ellos son los que formaron a muchos ingenieros que están en la etapa final de su vida activa, al igual que yo.
—¿Cómo son los edificios chilenos?
—En base a muros de hormigón armado, mientras que en otros países son con estructuras abiertas. Y las estructuras industriales son de acero, pero con diagonales. Eso se ha enseñado a los ingenieros nuevos y todos hacen lo mismo. Por eso existe una metodología que todo el mundo comenta. También hay otra arista clave: la arquitectura ha respetado esta forma en el diseño de los edificios habitacionales. A pesar de que los ingenieros decimos que los arquitectos hacen locuras desde el punto de vista estructural, respetan ciertas bases de estructuración en los elementos sismo-resistentes, pese a que tal vez no lo entienden cabalmente. Somos un país pequeño, pero sísmicamente muy respetados. De hecho, el próximo congreso de ingeniería sísmica se hará en Chile en enero de 2017. Y si nos dan la sede es porque nos reconocen como muy avanzados en este aspecto.
—También nos reconocen por los muchos terremotos.
—Ése es otro motivo de nuestro éxito: tener terremotos y temblores fuertes muy seguidos. La gente puede decir ¿pero cómo puede decir esa idiotez si yo casi me muero de susto? Pero es justamente por eso que los ingenieros chilenos han sido capaces de probar sus diseños, sus estructuraciones y materiales. Porque, en el fondo, el comportamiento de un edificio habitacional o industrial durante un terremoto fuerte es la única verdad que vale.

















